viernes, 12 de octubre de 2012

Sus noches no tienen Luna, son oscuras y amargas. En esta historia que narra la princesa se marcha. Por creerla suya, hoy no es suya y quizás por tan creído y sentirse superman, indestructible, inmune a llorar. Su abuelo vio el Titanic que se hundió en el mar y su nieto no es de hierro ni un inmortal.

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